Ventaja de Fulcanelli

Sabido es como dice Fulcanelli, ...todo símbolo puede interpretarse en más de un sentido... mas no menos cierto es que la interpretación correcta y original es aquella que coincide con la intención del autor en su creación.


No seré yo quien discuta que en las catedrales como decía Fulcanelli, se esconde un simbolismo alquímico y que él mismo detalla con magnifico "conocimiento".
Ya que él comienza con el medallón central situado en el pórtico, como centro de todas sus justificaciones, e interpretaciones de los bajorrelieves alquímicos de la Catedral, me plantea la siguiente pregunta:

¿realmente representa lo que dice Fulcanelli?


La respuesta no es ninguna tontada, pues si es afirmativa la catedral será nuestro atanor, pero...¿ si es lo contrario?.

Fulcanelli elige ese medallón en concreto, pasando y olvidandose del resto de los siete bajorrelieves que hay al pie del pórtico, ¿porqué escoje solo uno? y justo el que sirve para sus propósitos??  Bien la respuesta es que estos representan las siete artes liberales de la Edad Media, las cuales contituían el Trivium y el Cuatrivium. Estos últimos sería los grados de los estudios, en su orden diplomatura y licenciatura. Esto nos situa al medallón en un contexto concreto...bien, y ahora ¿qué representa?...

Mujer con un cetro...reina y en el contexto...REINA DE LAS CIENCIAS; de esta manera es conocida la Filosofía, que en aquella época estaba unida a la teología dando como resultado la escolástica. ¿porqué omitió el resto de medallones? Quizá no le servían para su explicación...

¿Qué más símbolos aparecen en el medallón? y además ¿de verdad tiene un significado esotérico, alquímico, o simplemente es como y de forma habitual se representaba a la Reina de las ciencias?

La solución nos la da, Anicio Manlio Torcuato Severino BOECIO, filósofo, mártir cristiano, y con una contribución más que considerable durante la edad media en las escuelas pues de sus trabajos dependieron las interpretaciones de las doctrinas de Aristóteles, etc...

En resumen, la descripción que hace Fulcanelli en su Bajorrelieve del medallón coincide punto por punto con las descripción que hace Boecio de su Filosofía...


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FULCANELLI:
El Misterio de las Catedrales, París, I
De cara a la plaza -y en el lugar de honor-, aparece la alquimia representada por una mujer cuya frente toca las nubes. Sentada en un trono, lleva un cetro -símbolo de soberanía- en la mano izquierda, mientras sostiene dos libros con la derecha, uno cerrado (esoterismo) y el otro abierto (exoterismo). Entre sus rodillas y apoyada sobre su pecho, yérguese la escala de nueve peldaños -scala philosophorum-, jeroglífico de la paciencia que deben tener sus fieles en el curso de las nueve operaciones sucesivas de la labor hermética...
Así, la catedral se nos presenta fundada en la ciencia alquímica...
...el expresivo bajo relieve que acoge al visitante bajo el pórtico de la basílica. La Filosofía hermética, la antigua Espagírica, le dan la bienvenida en la iglesia gótica, en el templo alquímico por excelencia. Pues la catedral entera no es más que una glorificación muda, pero gráfica, de la antigua ciencia de Hermes...
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BOECIO:
Libro Primero, Prosa Primera
1.– ...parecióme que sobre mi cabeza se erguía la figura de una mujer de sereno y majestuoso rostro, de ojos de fuego, penetrantes como jamás los viera en ser humano...
2.– Pues ya se reducía y abatiéndose se asemejaba a uno de tantos mortales, ya por el contrario se encumbraba hasta tocar el cielo con su frente, y en él penetraba su cabeza, quedando inaccesible a las miradas humanas.
3.– Su vestido... ofrecía, envuelto como en tenue sombra, el aspecto desaliñado de cosa antigua.
4.– En su parte inferior veíase bordada la letra griega pi (inicial de práctica), y en lo más alto, la letra thau (inicial de teoría)10 y enlazando las dos letras había unas franjas que, a modo de peldaños de una escalera, permitían subir desde aquel símbolo de lo inferior al emblema de lo superior.
... ... ...
6.– La mayestática figura traía en su diestra mano unos libros; su mano izquierda empuñaba un cetro.
[Boecio no reconoce a la mujer de su aparición, cosa que ocurre más adelante]:
Libro Primero, Prosa Tercera
1.– Por semejante manera, ahuyentadas las nubes que me ensombrecían de tristeza, miré con avidez la luz del cielo; y recobrados mis sentidos, pude reconocer el rostro de aquella que me curaba.
2.– Así, pues, volví mis ojos para fijarme en ella, y vi que no era otra sino mi antigua nodriza, la que desde mi juventud me había
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Poco más queda por decir....o no.



En recuerdo de un amigo L.S.  Guillén

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