Discurso sobre la dignidad del hombre.

A veces, en según que situaciones y experiencias de la vida, me vienen a la cabeza, palabras y dichos de antiguos filósofos y pensadores. Hoy quiero dejar aquí a la vez que recuerdo estas bellas e inspiradoras palabras de Pico della Mirandola en su elocuente discurso sobre la dignidad del hombre.

"Discurso sobre la dignidad del hombre


¿Acaso no vale nada el investigar y el tener siempre ante la mente los problemas de las causas, de los procesos de la naturaleza, de la razón del universo, de las leyes divinas, de los misterios de los cielos y de la Tierra? ¿O debemos obtener de ello una utilidad o una ganancia? Hemos llegado a tal punto (¡y bien horroroso!) que sólo se considera sabios a aquellos que hacen del estudio de la sabiduría una fuente de ganancia, de modo que se puede ver a la púdica Palas, residente entre los hombres por don divino, expulsada, ridiculizada y vilipendiada. No hay por lo tanto quien la ame, quien la acompañe, si no es con un contrato de prostitución y de otorgar ganacia con su violada virginidad y, luego de recibirlo, depositar en el cofre del rufián ese mal habido dinero. 


Esto lo declaro, y por cierto con un gran dolor y profunda indignación, no ya contra los príncipes, sino contra los filósofos de estos tiempos. Ellos creen y predican que no se debe filosofar porque no se han establecido premios y recompensas para los filósofos; ¡como si con esta afirmación no mostraran no ser filósofos! Toda su vida, en efecto, al estar ésta puesta al servicio del lucro y de la ambición, no abrazan el conocimiento de la verdad por sí misma. 

Se me deberá conceder al menos, y no enrojeceré al ser elogiado por ello, que nunca he filosofado sino por el amor a la pura filosofía. Tampoco he esperado ni he buscado nunca en mis estudios y en mis meditaciones ninguna gratitud ni ningún fruto que no fuese la formación de mi alma y el conocimiento de la verdad, por mí el objetivo supremo. 

Amante insobornable y apasionado de la verdad, he dejado toda preocupación por los asuntos privados y públicos, para dedicarme por entero a la paz contemplativa. De ésta ni las calumnias de los envidiosos ni los dardos malignos de los enemigos han podido hasta aquí ni podrán nunca apartarme. La filosofía me ha enseñado a depender de mi sola conciencia por sobre los juicios de los otros y al mismo tiempo a estar atento no a lo que dicen en mi contra, sino a no hacer o decir algo malo yo mismo.  " 

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